Pero también están las comas, pausas cortas que continúan en la misma tónica, haciendo lo mismo. Yo no quiero hacer lo mismo. Hoy prefiero ser un punto, aunque me lleve más tiempo. Un punto aparte, cerca del final del capítulo. Se que aún quedan 9 capítulos, la historia sigue y pide a gritos un punto de inflexión. ¡Eso es! Eso debo ser. El punto de giro, la que te abre la boca y hace sonar tu maxilar inferior contra el suelo, quebrándolo en mil pedazos y con astillas volando cual pájaros en el cielo azul, libres, sin preocupaciones, solo ser.
El punto se sitúa en la hoja en blanco, la hoja sale de la madera, la madera del árbol. Árbol-tierra, naturaleza viva, arte de escribir tu propio libro, de elegir tu propia aventura y terminar muriendo a merced de una ballena o descubrir el tesoro secreto del Tíbet.
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