viernes, 13 de mayo de 2011
Orbitando sentidos
Mi yo está en algún rincón de mi cabeza. Se siente grande ese espacio, soy una idea orbitando mi mente. Todo se va desvaneciendo, se siente cada vez más lejos, más, como quien se pierde en el horizonte. Una parte de mi se queda pero a la otra se la lleva el río, medio vivo, medio muerto. No podría asegurar nada, es más bien un estado intermedio entre ambos, con los sentidos distorsionados, fragmentados, pixelados. No me decido si esto es malo o bueno, tal vez no es ninguno de los dos. Irse de si mismo, despegarse. Es todo lo que anhelo, sin embargo lo escribo y parece alguien desorientado en una espiral hacia la perdición. ¿Qué emoción motiva a escribir? Tengo razones para los dos bandos, por un lado la oscuridad que siempre estuvo presente, que aflora en momentos de crisis; por otro lado la luz que vengo cultivando hace tiempo y que me da respuestas, la comprensión de ello, de la no intencionalidad.
Pero lo que me lleva a escribir hoy es esa sensación en mi cabeza, esa cosa granulada que me da cosquilleos y me hace percibir de otras maneras, manteniéndome neutro. La cabeza flotando en el mar de las sensaciones, yo orbitando en mi cabeza. Esta vez no hay explosiones, tampoco lluvia. No hay risas, no hay pensamientos. No hay sol ni nubes. Nadie está al mando del timón. Sin embargo el barco se mantiene firme en una dirección. Ello lo maneja.
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