sábado, 16 de abril de 2011
El instante eterno
Te apoderaste de mi mente y no me soltaste más. Like a freak on a leash en el contínuo recorrido de los cuasi sucesos, solo hechos realidad en tu versión bis, prima ópera musical cuyana. Desovaste en mis neuronas, se rompió el cascarón y el bonsai comenzó a echar raices. Fue un instante eterno, una eternidad en una expresión, el infinito en tu mirada. El canto de tu voz me envuelve, soy un niño tratando de dormir, de descansar. Descansar es bueno, depurar las vibraciones y guardarlas en un tarrito, y seleccionar por la mañana las que sobrevivan la noche, las más jugosas. Sobre ellas se construye la pirámide de los sentimientos, un poquito de esto, le falta aquello, creo que sabe bien. Sabe. Puntos.
Los puntos forman líneas, las líneas combinadas forman un plano, y luego un espacio, y luego el tiempo se confunde y comienza a preguntarse ¿Qué más sigue? Sigue caminar, flotar, volar.
Navegar, levitar, soñar. Y antes del sueño, el estado intermedio, la realidad. Realidad infiltrada en sueños, sentimientos puros representados en personas, gritando "¡Loco, es así, seguime!". Me dirijo hacia la madriguera, duermo. Sueño. Deseo. Realidad tocándome, respirándome, viviéndome. Se funde conmigo, me dice "recuérdame". Muestra gratis de pureza, solo eso y nada más. Simple. Se deja atravesar, lluvia torrencial. En el silencio río, lloro y río otra vez.
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