martes, 22 de octubre de 2013
Buenas noches Dios
Como un cuento, lo mastico 32 veces como indican los libros, lo trago, baja por el ascensor a planta baja, llama al encargado del edificio que está ocupado atendiendo a esa señora de la televisión, uuuhhhh! Llego al nivel del mar, navego entre los botes de basura, quizás encontrando un esqueleto que me lleve a bailar a la nave del olvido, y ¿Por qué estaba aquí? Debe ser que llego y me voy para volver a llegar, como quien camina en espiral hacia la vida, hacia adentro. Cavo un pozo con mis manos, toco metal, abro un cofre. ¿Qué había? Un sobre. Sobran sobres en este sobrado planeta, sobrio de locura no alcanzo la luz de la puerta, ¿Para qué sirve seguir intentando? Para saber que se enciende, y del sobre saco una carta que dice "12 pasos N-E-S hacia la gran T", ¿Quién dice? Lo dice Simón, debe ser cierto. Un edificio pregunta como llegar al encargado, encargado digo yo... Saco el arma, la lustro, saco mi plumerillo con dedicación extrema como quien cuida a un bebé. "Mi precioso" pienso, el anillo de poder abre mi tercer ojo y vuelo y pienso y aparezco en Azkabán, debe ser destruído, pero ¿Cómo destruir algo hermoso? Es imperdonable, pero también es un círculo, medio vicioso, medio aguerrido, cuna del jabón y las dobles personalidades, giro como un trompo sobre la barranca para cabecear el asfalto a lo Martín Palermo. Hollywood me espera, "Welcome to Chimbas" reza el cartel, pero ya se abre la puerta, esa que está en medio del desierto, y aparezco en un templo sagrado del Tíbet, las cabezas calvas tienen su razón de ser, no es la inmaterialidad, es la inmortalidad, la redención que la isla nos otorgó, las segundas partes no siempre son malas. Camino cuesta arriba donde los pelícanos dejan caer peces en los pantalones de un hijo que se reencuentra con su madre, no te preocupes, todo está bien. Hay momentos en la vida en los que es mejor vivir que seguir viviendo, ¿Punto y coma o punto final? Punto y aparte y a seguir volando, plumas sobran, lo que faltan son inversionistas.
A la hora señalada las huestes llegarán, sacarán un pañuelito y se pondrán a llorar.
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