miércoles, 17 de febrero de 2010
Una simple tarde de Domingo
La alfombra verde de mi casa fue escenario de una de las batallas más cruentas de la historia. Se trata de...Los Duendes vs Mis CD's de música.
En un plano general lograban divisarse los CD's hablando de la vida, como es común entre estos circulares amigos. Calmos, ya que eran las 5 de la tarde, habían salido de sus cajas para el encuentro que ya a esta altura (y anchura) era tradición. Era la hora perfecta, ya que nada ni nadie podía alterar esa apacible tarde de Domingo. Pero claro, esto no duraría mucho tiempo, sino mi historia carecería de interés, y en estos momentos podrías estar jugando a embocar papelitos en el tacho de basura, o haciendo zapping en la tele hasta que el pobre botón se hunda para siempre en los confines del control remoto, o lo que sea que hagas cuando estás, para decirlo finamente, a la flatulencia.
(Con voz de Crónica TV) Plaaaano detalle a la cueva de los duendes! Imageneeees YA!!
El primer trasgo (si, son sinónimos) asomó su lánguida cabeza, y con su sonrisa llena de dientes salió de su baticueva a paso recortado. Uno a uno, todos los duendes se hicieron presentes en la habitación, mientras emitían sus características risitas y entonaban sus clásicas canciones con su voz de Hugo Benjamín Ibarra. Como de costumbre, estaban aburridos, ya que el nuevo Gobernador de Ciudad Duendil era la reencarnación de Elio Pez, y había clausurado todos los bares, boliches y prostíbulos que frecuentaban estos diminutos seres. Aprovecho la mención de estos lugares para acotar que no has bebido cerveza si no probaste la "Goblinbeer" en el bar que Papá Pitufo tiene en las afueras de Ciudad Duendil. Ohh Dios este silencio me está matando! Hagan ruido. Hagan ruido les dije! Carajo, mierda.
Thank you Lord, o mejor dicho gracias CD de Pantera por romper este silencio ensordecedor. Los demás CD's comenzaron su headbanging agitando sus mechas al viento, y sirviendo como ventilador a los de reggae que estaban tirados en el piso armando (un partidito de fútbol) con los de System of a Down. El pogo (sin ser francés) fue inmediato, todos los discos se unieron en esta forma tan particular de sentir la música. Bueno, todos no. Apartado del resto, el CD de Coldplay, solo con su mini guitarra, componía para su amor platónico, Mademoiselle Tortafrita. En ese mismo instante, su guitarra desapareció. El mayor de los duendes, con velocidad astronómica, tomó el instrumento por el clavijero y lo estrelló en plena nariz de su dueño, haciendo saltar un chorro de sangre que tiñó de rojo el escenario. "Oh, Oh! Troubles!" pensaron los CD's. Otro trasgo apareció con una cuchara, y a modo de catapulta lanzábanse entre ellos como proyectiles hacia sus víctimas, disfrutándolo, casi como un juego. En una subjetiva, el más pequeño iba volando por los aires, cayendo encima de un CD de Ozzy, quien pronto pronunció unas palabras para invocar a sus colegas, los DVD. Y si, necesitaban refuerzos, y rápido.
La situación se volvió un caos: Duendes armados con tenedores, cuchillos, cucharas, escudándose con platos y utilizando los vasos como búnker. Los fideos salían disparados como lanzas, algunos CD's lograban hacerlos pasar por su orificio central, sumando BONUS para el score final. Otros, menos hábiles, yacían en un costado sangrando bytes.Entre el CD de Dr Dre y el DVD de Dr House no daban abasto, sólo Alto Palermo. Menos mal que el 9 de Boca es bueno cabeceando, y propinaba frentazos a cuanto duende se le cruzase. Con Ibarra en el otro bando, no hay club que pueda lograr buenos resultados. La improvisada batalla se extendió por varias horas (y metros). Ambas parcialidades, diezmadas, lucían exhaustas, pero sin intenciones de dar el brazo a torcer, en especial con los de Illya Kuryaki y su Klamahamesca forma de karate.
"Si tan solo pudiéramos salir de esta isla" pensaba la primera temporada de Lost, pero todavía le faltaba mucho camino por recorrer. Aunque si pudo sobrevivir a los osos polares y al humo negro, los duendes no deberían ser un problema. Y hablando de duendes...en donde se metieron? Si hace dos segundos estaban ahí, batallando contra mis CD's finlandeses de metal sinfónico, que dicho sea de paso estaban pateando su verde y peludo trasero. Habrán iniciado su retirada? Hey! Y mi lapicera? Oh, por qué siempre hacen esto? Se llevan las cosas que necesito.. Cómo puedo escribir esta historia sin una lapicera? Será que no quieren perder su reputación? En donde está mi lapicera? Cómo estoy escribiendo entonces? Es una especie de ilusión óptica que la hace invisible a mis ojos? O mis dedos desarrollaron un orificio en sus puntas que expelen chorros de tinta? O...of course, tal vez sea que ya no necesito nada externo para escribir, mi mente sola hace todo el trabajo, o tal vez estoy escribiendo en la computadora, que está a algunos metros de mi alcance. Tal vez, sólo tal vez...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Tal vez, solo tal vez.. Te esté comentando el blog.
ResponderEliminarAplausos de pie.
¡Revancha a los duendes!
Gracias jóven-que-lentamente-comienza-a-saludar!
ResponderEliminarAhora yo pregunto, ¿Realmente perdieron los duendes?