martes, 22 de noviembre de 2011

Los ojos del tiempo



Pero fijate que loco, vos ahí y yo acá, unidos por esto que leés. Algo que tal vez lo escribí hace mucho tiempo, o tal vez no, quizá es ahora. Aquí y ahora. Al salir despedidas las palabras van quedando impresas en la pantalla, etéreas, eternas. ¿Qué es el tiempo? No, el tiempo no tiene nada que ver ni hacer aquí. Nos burlamos de él, sorteamos su obstáculo de pasados y futuros, y nos quedamos con el regalo, el presente. Somos el proyectil disparado, no la trayectoria. ¿Cuál es el arma? ¿Quién es? ¿Cuál es el blanco? ¿Por qué disparamos? ¿Disparamos? ¿Para qué? ¿Quién o qué lo hace? Suspicious, ¿acaso importa? La responsabilidad de hacerse cargo del ya, de despejar la mente, tomarse tranquilamente una buena taza de café, bailar bajo la lluvia, fundirse en un abrazo. Cada instante guarda la eternidad en sí mismo, de esas semillas brotan las hojitas que nos ayudan a aprender a abrir los ojos.

Los ojos son puntos dentro de un círculo, dentro de otro círculo más grande. ¿Hacia donde miran? ¿Es hacia adentro o hacia afuera? Tal vez tienen ciclos, como el agua. Todo es agua. Fluir es parte de la naturaleza, te dejas llevar y no sabés a donde podés terminar, es la aventura del viaje. Ese es mi concepto de diversión.
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