viernes, 21 de octubre de 2011

La fuente infinita


Peces fuera del agua, centelleantes luces epilepsiándome, si es que existe la palabra. Círculos que no dejan de girar, como en un dibujo sin sentido de Escher. Sin lógica, esa es la palabra. Mecanismos de energía inagotable que me desvelan, la falta de sueño que me impide dormir. Un vórtice se hace dueño del lugar y pronto aparece una semilla que comienza a crecer hasta límites desorbitantes, y nuevamente la mala utilización de las palabras como leit motiv de mi ininspiración. Spiración. Espiral hacia la nada, nada puede detenerlo, acelera o frena y se mantiene suspendido en el aire como una mariposa que no se enteró de su capullo. Las verdades escondidas en una cebolla, tan relacionada con el llanto y la lluvia que nos olvidamos que es el saborizante natural de la vida, que solo se nota cuando falta. El trabajo del 5, del obrero, de la ama de casa. La sobredosis de puntos, tal vez sea eso: hay muchos puntos en esta hoja. De ahí surge todo, no podés ser línea sin ser punto antes. Todo dibujo, todo plano, toda palabra, todo libro, todo símbolo surge de la fuente, y esta se inscribe en el límite que le damos. Tábulas rasas, free will. Be free Will, sé gratis. Educación pública, ¿Al alcance de todos? ¿Quienes son todos? ¿Nosotros? ¿Dios? ¿Un punto? La hoja en blanco nace en un árbol.
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