martes, 23 de febrero de 2010

Detrás del espejo (Parte II)


Esos ojos que te miran. Esa mirada clavada en tus pupilas, produciendo un efecto hipnotizante. Un efecto mariposa en el reflejo 120, que acaba de darse vuelta. Porque ese sos vos, pero también es el kiosquero que te vendió los caramelos y te dijo: "No tengo monedas". Es la pediatra que tenías en tu niñez y la vecina chusma de enfrente. Es el chico que atropellaron esta mañana, que es Mahatma Ghandi. Es Lita de Lazzari y Adolf Hitler. Son todos ellos y todos nosotros, es la tapita de coca que pateaste en la calle, y el Himalaya el que se dio vuelta, y los demás reflejos lo imitaron. Y sabés por qué? Porque todos están conectados. Es la influencia que ejercen y que se extiende hasta ese infinito de los dos espejos, y vos estás en el medio, reflejándote. Dan ganas de meterse adentro de uno de ellos y correr libre, disfrutando del viaje. Si tantas ganas tenes, por qué no lo haces? O mejor dicho, hacelo! Dale, yo te espero. Tuturú-tu-tutu-TÚ-turú-tutu-tutururú-tu-wah-wah-papará-pa-papa-PÁ-pará-pará dije! Debería actualizar el sonido monofónico de la espera, lo bueno que tiene esto es que cada uno de ustedes se imaginó un sonido diferente. Vaaamos, yo se que lo hiciste. Te estoy mirando, remember? Trán-TUN-trán-TUN-trana-nanána-nanan-TUN-trón-TUN-trón-TUN-trono-nonóno-nonon-TUN. Terrible marcha militar, don't you think? Es el arte del tarareo, tan ancestral como la vida misma. El sonido puede atravesar ese doble espejo, intentalo. Eco!! No se dice eco, se dice vida. Gracias!! Sos lo más grande que hay!! El eco. La vida. Los espejos. La eternidad. El infinito. Hay mucha diferencia?

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