sábado, 30 de abril de 2011

Disparos certeros al zentro de mi ser


La tapa de mis sesos salió disparada por un túnel, acelerando astronómicamente entre paredes multicolores. Mis ojos se llenaban de lágrimas, si es que aún eran ojos. Las cuencas dormidas latían y reverberaban en lo que quedaba de mi cráneo, todo lo demás se derretía como cera caliente. Cuerdas. Un tirón en algún sector de mi ser me empujaba a seguir, a caminar. Una cuerda alrededor de mi cuello me arrastraba cual zapato de Ozzy. Mi cuerpo inerte seguía la geografía del terreno, ignorando quien o que era lo que me arrastraba. Mientras tanto yo seguía acelerando en ese túnel multicolor totalmente desentendido de mi otra existencia. Giraba pero no me mareaba, era un torno magnánimo ingresando en los oídos de Dios. No, no es Dios, es una manzana. Me confundo entre sus capas, llego al corazón, a las semillas. Génesis. Un huevo estelar, estallando en lágrimas y risas, lágrimas y risas. Lágrimas que dibujan risas, risas que lloran, inundan, ahogan, mueren, viven, mueren nuevamente. Luces. Realidad fragmentada, más colores. Ruido blanco. Sensaciones de garfios en la nariz, tocan mi cerebro y vuelo. Corazón anclado y cuerpo destrozado. Mil partes recogidas con un palo con punta, metidas en una bolsa de consorcio para ser llevadas al basurero, lugar al que pertenecen. ¿Qué hago acá? Yo no pertenezco, soy solo un visitante. Esta no es mi casa, quiero volver. Mi verdadera madre no volvió a visitarme, mi abuela coincidente sigue a mi cuidado. ¿Por qué no logro recordar nada? Será para poder vivir acá, para poder tener esta experiencia humana, para aprender una vieja lección, para recibirme tal vez.

- ¿Para qué vives? - Me preguntó en lo alto de las escaleras.
- Creía saberlo - contesté mirando a través suyo - pero ahora se que no pertenezco aquí.
- Puntos coincidentes, tiempo en espiral, memorias, causas, raíces, debes recordar - me dijo.

Me quedé pensando. Era evidente que sus preguntas incisivas daban exactamente en el blanco, como un experimentado maestro del tiro con arco. Al fin y al cabo, lo único que tenía sentido era eso. La charla se extendió por horas, los tiros se sucedían uno detrás de otro, rompiendo las flechas anteriores. Todas al centro de mi ser, atravesaban cada uno de mis puntos. Me despertaban. Volaba mi sombrero, y solo quedaron una taza de café, un abrazo, lágrimas, lluvia, un árbol, el cielo y el estado de vigilia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...