martes, 24 de agosto de 2010

Bellezas insoportables


Hay cosas que no logro entender. Me parten la cabeza cual cuchillo de Halloween a calabaza. Me vuelan la peluca mal. Cosas como el universo y toda su inmensidad, las distancias astronómicas, las leyes de la física... me llegaban a fascinar tanto que no podía andar en colectivo sin que me pareciera casi una experiencia psicodélica, algo totalmente fuera de serie, algo re loco. Me daba vértigo. Hace miles de años las distancias eran enormes, ir de la patagonia al norte argentino sonaba a utopía, sin embargo hoy es algo tan cotidiano como tomar algún medio de transporte y emprender el viaje. Qué pasaría si trajéramos a alguien de la Edad Media a estas épocas y lo subimos a un auto? Yo creo que se vuelve loco.. cómo es posible? Cómo se puede ir tan rápido desde un punto a otro estando a una distancia considerable? Es posible, y de hecho cotidiano.

Pero en esa época yo la flasheaba con un cavernícola en un colectivo, con resultados aún más sorprendentes, aún más sorprendentes! Al ver y comprender un poco más sobre algo que nos acostumbramos a pasar por alto, como la mayoría de las cosas simples, es como si tu cabeza volviera mil años atrás, sos un cavernícola troglodita (me encanta esa palabra, me suena a políglota, aunque nada que ver) que se maravilla como un niño ante las maravillas creadas por el hombre. Una empatía medio extraña, y más vívida también. Así me sentía yo, y más vértigo aún cuando comprendí que un año luz es la distancia que recorre la luz en un año. O sea? La velocidad de la luz es aproximadamente 300.000 km/s o 1079 MILLONES de km/h; en un segundo recorrió trescientos mil kilómetros! Son 23 vueltas y media a la Tierra, todo esto en un solo segundo...

Disculpen si les aburren los números, es que necesito exponer la idea y creo que es la mejor forma. Entonces yendo a esa velocidad, la distancia que recorre en un año se llama año luz. Considerando que de la Tierra a la Luna, como Julio Verne, hay 1,28 segundos, y de la Tierra al Sol 8,32 segundos, imagínense hasta donde puede llegar en un año! La estrella más cercana después del Sol es Alfa Centauri, que está a 4,4 años luz, una luz avanzando por más de cuatro años. El sólo hecho de que sea la más cercana me abruma, me cuesta imaginar la distancia al centro de la Vía Láctea, y mucho más al resto de las galaxias más lejanas. Ni siquiera me voy a meter en el tema de los tamaños que maneja el universo, en el que la Tierra es como una hormiga en una galaxia, o un grano de arena en el mundo, y de seguro me estoy quedando muy corto. Se me anuda el estómago de solo pensarlo, no lo puedo evitar. También al contrario, algo tan pequeño que nuestra limitada vista no puede llegar a ver. Y así podría seguir enumerando cantidades de cosas que son cotidianas pero que no le dedicamos mucho tiempo para analizarlas, es la verdad. Además porque marea, y convengamos que a nadie le gusta marearse, pero de vez en cuando es necesario como para recordar en donde estamos, de donde venimos y de que estamos hechos.

Pero lo cierto es que di demasiada vuelta para hablar de lo que me motivó a escribir esta entrada. Hay algo que había notado pero no le había prestado la atención suficiente, algo que me sorprendía tanto como todo lo que nombré arriba, y que mi amigo Maxi me hizo ver: las bellezas insoportables. "Curioso nombre", pensé cuando lo bautizó, pero sabía exactamente a que se refería. Son esas mujeres a las cuales no podés ver, o mejor dicho podés estar horas contemplando sin cansarte, al contrario, quedás como hipnotizado ante tanta belleza. En palabras del Pity Fernández, "Pero eres para mí como la luna, que podría contemplarte hasta ser viejo".

La paradoja es incuestionable, inentendible, y a su vez perfectamente lógica. Es que cuando miro a una de las mujeres que ocupan un lugar en ese selecto grupo no logro entenderlo, es algo que escapa totalmente a mi comprensión. Algo tan puro, tan platónico, tan idílico. Como un amor de niño, no puedo mirarla, no puedo verla... y otra vez ese nudo en el estómago, un llano o un pescador. Cómo hablar con alguien así? Cómo caminar si las gelatinosas piernas, ante la atenta mirada de medusa, se van convirtiendo lentamente en piedra, hasta inmovilizar todo mi cuerpo? Cómo llamarte si tu venenosa voz paraliza mis oídos, mis neuronas, mis pensamientos? Sólo puedo reir, y mi risa se contagia de la risa de tu mirada. Tu belleza inunda todo mi ser, purificándolo y haciéndolo llegar hasta el lejano oriente, sé que la casa está allí esperando, la que mira hacia el nuevo sol, y si ya estoy hablándote directamente a vos es porque no estás acá, porque no puedo hablarte, porque tu brillo aún no llegó a mi sol, pero vos tenés la llave. Oh Medusa, si pudiese volver una semana atrás, no me sentiría tan mal como hoy, pero de nada sirve lamentarse porque aprendí una valiosa lección, uno se arrepiente de lo que calla y lo aprendí por las malas, pero ahora lo sé. Era un paso necesario, pero nunca más. El cuervo y Lewis Carrol me recuerdan a otro día, como si fuera ayer.. esa fue peor, pero me repuse mejor.

Si ya estoy escribiendo esto sólo por vos es porque llegué al punto sin retorno, el agua deliciosa como para tirarse de palomita y zambullirse ante lo que venga. El próximo paso es enfrentarte, me haré fuerte, me haré fuerte? También me pregunto si publicaré esto ahora, pero supongo que es hora de tomar cartas en el asunto y hacerse responsable, tomar la lanza e ir hacia adelante, y otra vez algo cotidiano que se torna muy complejo. La historia cambiará, subiré en ascensor y me verán escribir sobre mi belleza insoportable favorita.

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