lunes, 27 de diciembre de 2010

El cuarto oscuro del silencio


El esqueleto se desmoronaba en cámara lenta, hueso tras hueso, transformándose en una columna-festín para los Fox Terrier hambrientos que miraban deseosos el botín que yacía ante ellos. Una columna de polvo se levantaba cuando caían pesadamente la tibia y el cúbito, desintegrándose al tocar el suelo. Un chorro de sangre emanando por la cavidad de los ojos como una cascada rabiosa, disparando los globos oculares millas away; un rayo atravesando ambos lados de la cabeza, de oído a oído, anulando toda capacidad de movimiento. El silencio incontenible que aturde hasta las lágrimas, estalla y vuelve a nacer para morir nuevamente. Las fosas nasales que no terminan de comprender, solas en un sistema tripartito, abandonadas.. Elí, Elí, lamá sabactani. Destrucción total, cayeron todos los sistemas, derrumbe de las bases actuales, que solo dejan lugar al brote que viene creciendo, empujando cada vez con más fuerza. Cuerpo muerto, vida nueva.

Agua con sabor a chicle globo.

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