viernes, 19 de noviembre de 2010
La cena está lista
La noche estaba vacía. Podía sentirse en el aire ese gusto a nada que me envolvía y me quitaba el aliento, hasta llegar al punto en el que el tiempo se detiene, y es ahí cuando se forma el mapa de los pensamientos, el vacío interrumpido por las palabras que giraban alrededor mío. Nada. Desaparecieron. Como fichas de dominó fueron cayendo, no, fue simultáneamente, más bien como un castillo de naipes al ser soplado. Se esfumaron. La transmisión se cortó, al fin se cortó! Es hora de calibrar bien la frecuencia y ver que mensaje recibo. Será como siempre? No, esta vez es diferente, lo se por el mareo. Una cabeza desbordando materia gris, ojos desorbitados y lengua afuera, un río saliendo de mi boca y las moscas buscando un lugar donde aterrizar.
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